miércoles, 1 de julio de 2009

El apuesto señor Marketing y la coqueta y fresquita señorita Publicidad

El apuesto señor Marketing ordena y manda a la coqueta y un tanto fresquita señorita Publicidad. Esta, que le gusta que la miren y la admiren, hace todo lo que le dice el apuesto señor Marketing ya que está absolutamente colgada de él.

Ël lo sabe y se aprovecha. Entonces, con su aire de príncipe Maquiavelo, engatusa a la coqueta y un tanto fresquita señorita Publicidad para que entable relación con la obesa señora Masa. Tan desagradable pero tan necesaria.

El apuesto señor Marketing le promete fidelidad a la coqueta y un tanto fresquita señorita Publicidad si convence a la obesa señora Masa de hacer lo que él le diga. Esta entusiasmada, embauca a su victima la obesa señora Masa (que en el fondo desea ser como ella)y la persuade de: que si déjame que te asesore, que si tienes que ponerte a dieta; que si estás mayor, que te pongas esto, que te pongas lo otro... y así todos los días, uno detrás de otro.

Al final la pobre obesa señora Masa se trastorna y enloquece.

Es entonces, cuando la encantada, coqueta y un tanto fresquita señorita Publicidad va en busca de su amado el apuesto señor Marketing y éste, incumpliendo su palabra la deja sin mayor dilación, ocupándose con mayor interés de una nueva y más fresquita señorita llamada NewCom.

...... y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado.....

By syl

miércoles, 3 de junio de 2009

Antes y después.

Hace mucho, pero que mucho tiempo, una niña despertaba con el olor del ColaCao que le preparaba su madre cada mañana. Siempre hacia lo mismo, levantarse, correr por el pasillo, abrazar las piernas de su madre hasta donde le llegaba el cuerpo, sentir su mano como le acariciaba la cabeza y su vieja taza de plástico verde llena de ColaCao. Era como estar en una fortaleza de esas de los cuentos de hadas donde nada te puede pasar.

Pero un día despertó y notó algo extraño. Enseguida cerró los ojos con fuerza intentando oler la leche con ColaCao y no pudo. Algo había cambiado. Bajó de la cama corriendo. Busco sus zapatillas, su muñeco, su albornoz de flores y no encontró nada.

Corrió por el pasillo a toda prisa hasta la cocina, descalza y cuando llegó a la puerta se paró en seco. De repente, le entró miedo y la puerta se convirtió en la entrada del castillo de cualquiera de las brujas de los cuentos que leía. Se armó de valor y entró, pero no había nada. La cocina estaba vacía. Su taza verde había desaparecido. Lo que había ayer, ya no estaba hoy. Desconsolada se echó al suelo a llorar.
De repente, escuchó un ruido al final del pasillo, junto al baño. Se incorporó extrañada, secó sus ojos y empezó a caminar.

Al llegar a la puerta del baño y entrar, se llevó una gran sorpresa cuando se encontró con otra niña muy parecida a ella. Entonces, escuchó decir a la niña del baño: ”mamá, ¿dónde estabas?”. Asustada, la niña que venía de la cocina, se miró en el espejo y se dio cuenta que ya no era una niña, sino toda una mujer. Y mirándose fijamente en el espejo se preguntó: “si mamá, ¿dónde estás?”.



martes, 2 de junio de 2009

El hechizo de la música.

Estudiando en mi habitación, con la ventana a medio levantar, suena la música. El día es triste y apagado. Parece que las nubes fueran a llorar y yo, no tengo ganas de estudiar. De repente, suena una canción que me transforma. Por un momento se me olvida todo y me abstraigo hasta el punto de creerme dentro de ella y empiezo a soñar.

Siento como mi cuerpo se estremece y descontrola mi imaginación. No consigo poner orden en mi cabeza. De pronto, en un instante, es como si estuviera metida en un cuadro de Van Goch, donde las pinceladas son tan extrañas y tan confusas. Y yo, atrapada en medio de un campo de amapolas que se contonean al son de la música y me susurran al oído. Tumbada en el suelo, entre un millón de flores de colores, sólo se oye la música. ¡No quiero escuchar nada más! Es impresionante.

Al terminar, sorprendida de mi reacción, me doy cuenta que mi humor a cambiado y sonrío.

A veces me pregunto qué tendrá la música, qué tipo de magia oculta transmite que logra estimular de esta manera mis sentidos.Por este motivo entiendo a los ratones y habitantes de Hamelín. Yo hago lo mismo.

Si tuviera que analizar mi pasado, en todas las etapas de mi vida, siempre recuerdo a una persona y un lugar con una canción. Siempre con melancolía, con tristeza pero al mismo tiempo con mucha alegría por todo lo que me hace sentir. Y cuando escucho esas canciones, sonrió, sin poder evitarlo, recordando aquellos momentos.

domingo, 31 de mayo de 2009

Cosas que pasan a veces.

¿Casualidad ?

Me gusta esta palabra y lo que significa. Hoy por fin he conseguido levantarme a las 7:30h para ir a clase. La verdad es que se ha levantado primero mi estómago que yo y me ha dicho: “vamos, al baño ya”.

Después de ducharme, desayunar y lavarme el pelo me he ido a clase. El tema de lavarse el pelo para una chica es importante. Es uno de los aspectos por los cuales te sientes guapa. La melena suelta al viento, incluso te sientes limpia.

La cuestión es que estando en Milán no te puedes permitir el lujo de ir de cualquier manera. Yo procuro ir dentro de la media y el día que me lavo el pelo hasta me pongo mona.

Bueno a lo que voy. Una vez que ya me pongo en marcha y salgo a la calle, me doy cuenta que ha salido el sol después de no se cuantos días y empiezo el día con buen humor y con el pelo limpio. Comienzo a caminar y voy dirección al metro.

De mi casa al metro hay unos tres o cuatro semáforos, no sabría decirlo con exactitud, pero a partir de hoy los voy a contar, ahora lo entenderéis.

Yo soy un despiste de persona pero eso ya no se puede remediar. Perdí la oportunidad de conocer a uno de los chicos más guapos que he visto en mucho tiempo, en uno de los semáforos camino del metro. Una vez pasado el primer semáforo, obviamente llegó al siguiente. Esperando a que se pusiera en verde, me doy cuenta que a mi lado hay una especie de dios griego y yo sin las gafas puestas. Claro, no podía ponerme a buscarlas en el bolso, porque con lo torpe que soy seguro que se me cae algo y perdería todo el glamour.

La cuestión es que yo, toda mona, caminaba a su lado mirándolo por el rabillo del ojo, el cual, casi se me pone en el cogote. Para no quedarme ciega lo que hice fue quedarme detrás y poder observarlo con detenimiento.

Chico sencillo. Pantalón de pana marrón ancho, converse rojas, cazadora oscura y bufanda oscura. Pelo desgreñado entre rubio y castaño y una cara de niño malo que no se tenía con ella. Y con perdón, un culito increíble (para ver esto no me hacieron falta las gafas). Además, la situación se volvía cada vez más morbosa. Tenía pinta de ser extranjero y mi imaginación empezó a volar.

De repente se paró y fue él quien se quedó detrás. Al instante pensé ¿me estará mirando el trasero?....pero era imposible porque llevaba un abrigo por la rodilla y me relaje.

La cuestión es que en ese momento perdí la cuenta de los semáforos que habían pasado y me concentré en no tropezarme y seguir a su lado.

Llegados a la parada del metro, crucé los dedos para que viniera en al misma dirección que yo pero “cazzo” no fue así. Él bajó por un lado de las escaleras y yo por el otro. Cada uno en una dirección.

Entristecida por la situación, emergió de las cenizas un poco de desvergüenza y lo miré descaradamente. Ya no lo iba a ver más por lo tanto que más me daba, pero, cual fue mi sorpresa, cuando vi que él estaba haciendo lo mismo.

¡Dios, que emoción!. Había vuelto a los 15 años. Tenía un nudo en el estómago, me puse colorada, me entraron los calores…Ya no tenía nada que perder así que no deje de mirarlo ni un solo instante. Ahora nos separaba el andén y yo no dejaba de mirarlo, aun sin gafas. La cuestión es que él también me miraba.

En seguida llegó su metro. Y mi cara empezó a gesticular así “ :−( ” una y otra vez…

Subió al metro, con su pelo desgreñado y esa pinta que tanto me gusta y suspiré. Y seguí mirando. Y entonces fue él quien, me buscó a través del cristal de la ventana, me miró fijamente y me sonrió….

Quizás me lo vuelva ha encontrar, quizás no. Ya veremos que dice la casualidad. Pero me hechizó y me sentí todo el día como en una nube.

Esto es lo bueno que tiene viajar. La maravillosa casualidad de repente te alegra el día, aunque entre en juego mucho la imaginación.

miércoles, 20 de mayo de 2009

¿Qué pasa cuando uno visita la exposición de David Linch?

Cada día cuando me levanto siento cansancio. Suena el despertador y toda la casa está en silencio. La cama es pequeña. Y siento cada noche que me voy a caer. Entonces me enrollo en las sábanas como un gusano de seda para que esto no pase.

Tengo una especie de ansiedad constante que no entiendo. No es por estar sola porque ya lo he estado más de una vez. No sé qué es. Quiero saberlo. Necesito saberlo. Me siento bien. Me siento mal. No se como me siento. Como compulsivamente. No como. Voy a pasear por la calle y me gustaría tener un ipot para poder escuchar música y sentirme como en un viedoclip pero no tengo dinero para comprármelo.

Me quiero hacer invisible y lo consigo. Puedo ver a la gente sin que se sientan observados. Así,veo como cambian. Me gusta ver a la gente como es. Sin máscaras. Pero yo llevo una. Que paradoja, verdad. Me gusta mi máscara. Es invisible. Yo creo que es como las de los carnavales de Venecia. Misteriosa, cautivadora… que te invita a saber que hay detrás. ¿me la quitaré algún día?..Quizás no.

Hoy pensaba, que pasaría si de repente un día no me reconociera en el espejo. ¿Qué pasaría?, ¿y si no me reflejara en él?. ¿Qué pasaría si ya no fuera la persona que creía ser?. No me entiendo. No me entienden. O quizás sí y yo no lo sé. No lo sé.
Cuanto más se, menos creo saber. ¿Esto será normal?.

No soy una buena persona. Soy una mala persona. O quizás no. ¿quién decide quién es bueno o malo? ¿qué es la bondad y qué es la maldad?. ¿Es malo querer conocerse a uno mismo aunque hagas daño a los demás?. ¿Soy egoísta?, es posible, pero no me consuela que los demás también los sean. ¿Quién soy?. ¿Qué soy?. No me consuela que los demás se lo pregunten. Es una tortura hacer introspección dentro de la cabeza de uno mismo. Esto, no es una pregunta, es una afirmación. ¿Podría volverme loca?. Es improbable pero no imposible. ¿Quién soy?. Mamá, ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí? Y ¿por qué no estás aquí conmigo?.

Cuando me alejo de lo que más cerca tengo, aparece mi yo. Un yo socialmente inaceptado, que seria repudiado y encerrado. O quizás no.

Hoy he ido a ver un exposición que me ha trastornado la cabeza. Ha trastornado mi pensamiento. ¿Cómo puede ser la mente de una persona de se modo?. ¿En qué punto puede encontrarse la mente para deformar la realidad de ese modo?. Pero, ¿quién dice que lo que yo veo es lo real?. ¿Quién me lo asegura?. ¿Tú me lo aseguras?..no creo que puedas. Lo siento. Señores, David Linch está en otra dimensión.

Tengo imágenes en la cabeza constantemente. Pasan como si de una película muda se tratara. A veces paran. Pero entonces tengo temblores y me entra el miedo. Un miedo a la nada. Que extraño, verdad!. Es como el miedo que tienen los niños a la oscuridad. Y siento como tiran la tierra encima de mi ataúd. Siento el ruido que hace cuando cae encima de la madera como en Kill Bill. Y tengo miedo pero no grito. ¿qué extraño, verdad?.

Todo es extraño para mí.

Leo el libro de Milán Kundera “La insoportable levedad del ser” y me emociono. Me emociona saber que hay personajes que piensan como yo y por consiguiente existen. ¡Sí para mí¡.

“Ella se mira en le espejo. En un espejo redondo. Lleva una camisa de hombre y un Bombín negro de su abuelo y se observa. Observa lo que representa. No la feminidad. No el hedonismo. Sino su propia denigración como mujer ante un espejo con el Bombín negro”. Me gusta esta parte del libro.

A veces me imagino historias. Me gusta. O mejor no. Bueno sí. A veces me imagino conocer a una persona o dos por casualidad. El destino. O como lo quieran llamar , a mi me da igual.

Todo el mundo se tambalea. Se tambalean pero no se caen. Son como esas peonzas que hay en lo parques para niños, los zarandeas y se mueven muy deprisa a delante y atrás pero siguen en el suelo. No se caen. Se dan con la boca por delante y con la cabeza por detrás. Pues la gente es así.

Se quejan, se compadecen, lloran, se drogan para olvidar. Y se balancean y les zarandean una y otra vez sin que puedan parar. Las manos van de un lado a otro pero las muñecas ya no les aguantan. Sin piernas, sin muñecas, llega un momento que se dan con la cabeza irremediablemente en el suelo. Sangran una y otra vez pero siguen agarrados al suelo. Como las raíces de los árboles. Y es entonces, en ese momento, cuando la sangre corre por la cara y el dolor penetra en el cuerpo. Sopla el viento y nuestro pelo desaparece de la cara y deja que podamos respirar aunque sea por unos minutos, ¡Respirar¡. Que fácil y que difícil a la vez. Pocos respiran de verdad y todos de mentira. Entonces esbozamos una media sonrisa que no sobemos exactamente por qué es, pero nos hace sentir bien.


sábado, 9 de mayo de 2009

Vivir o morir, that is the question!!!

Menos mal que a continuación de la tormenta viene la calma. Después de unas vacaciones tan largas creía que ya no iba a volver nunca. El estado de descentración de mi mente es absoluta, pero me he dado cuenta que no soy la única que se encuentra de éste modo. Hay mucha gente como yo. ¡Gracias a Dios! ¡Llegué a pensar que era una enfermedad extraña de mi mente!. Estamos tan acostumbrados a organizar cada paso de nuestra vida que cuando te sales un poco del camino te tachan de irresponsable. Pero sabéis que…. ¡que viva la irresponsabilidad!!!!

Estudias en el colegio, luego el instituto, como no, la universidad, después un máster porque sino, no eres nadie en la vida…y así sucesivamente. No hablemos de la pareja. Si te echas novio muy pronto te pierdes muchas, muchísimas cosas. Esto no significa que no se quiera de verdad, sólo significa que te ciegas con el primer amor y cuando te quieres dar cuenta has dejado en el camino los mejores años de tu vida. No te has parado ni un segundo a preguntarte que es lo que quieres tú de verdad. Es posible que la vida que hayas llevado sea la que tú has elegido pero es posible que no y si es así ¿qué haces ahora?

Pasa el tiempo y ya tienes una hipoteca, o tienes pensado casarte si no lo estás ya, o estás esperando tu primer hijo o tienes tres que no puedes controlar, ya que los tuviste porque sí. Y te vuelvo a preguntar ¿y ahora qué?

Ya no tienes casi pelo; has engordado unos kilos de más que no te quitas ni corriendo la maratón de Nueva York. Te pasas el día trabajando en un sitio que te transforma en una persona gris, en tus ratos libres ves la telebasura, comes helado o bollos o patatas fritas y así te va. Que no tienes ganas de nada. En el mejor de los casos, quedas con unos amigos en un bar te tomas unas copas, quizás te fumes unos porros y quizás la noche se alargue hasta el día siguiente a consecuencia de otras sustancias, o no.

Pero bueno…DESPIERTA.

Quizás tengas 40 o 50 años y te estés planteando una separación porque tu vida es demasiado monótona. Ya no te acuerdas cuando hiciste la última locura sólo o acompañado. Esto no significa en ningún momento infidelidad ya que no es sinónimo de locura, sólo si quieres arruinar más tu vida. Yo me refiero a tomarte tu tiempo. Tus aficiones, lo que te gusta y lo que te hace sentir vivo para que al margen de las responsabilidades, esta vida tenga algún sentido.

Solemos pensar que estamos mayores para hacer muchas cosas y eso es una convicción absurda, y cuando somos jóvenes solemos pensar que tenemos toda la vida por delante. Pero yo me pregunto, ¿Cuánto tiempo es toda la vida?, ¿Los 20, los 30, los 50, los 85…? No sabemos cuánto tiempo real tenemos. No importa la edad, de lo que se trata es de sentirse vivo. De ser capaz de follarte a tu mujer o a tu novia en el ascensor y que ella lo permita o de hacer la escena de 9 semanas y media y untarte de mermelada y que te laman como si fueras un Chupa-Chups de Collac. De salir ha jugar un partido de fútbol con los amigos o con tus hijos; o de ir al campo o a la playa y disfrutar de la tranquilidad; de no sentir la necesidad de ir a comprar compulsivamente o comerte un helado cada vez que te entra la ansiedad.

Se trata de conocerte lo suficiente para que unas copas no te desmarquen y seas capaz, con una mirada, de mostrarle a una otra persona lo que la deseas, sin sentir vergüenza, de una forma muy elegante; de mirar a tus hijos y trasmitirles tranquilidad y el amor incondicional que sienten los padres hacia los hijos sin necesidad de decirlo. Eso, esto es genial.

La rutina y el aburrimiento lo podemos controlar si queremos. Sólo hay que tener ganas. Y saber que a pesar de que vivimos en un mundo retorcido y movido por los intereses de otros, aun tenemos un pequeño hueco para ser nosotros mismos.

Yo, en la soledad de mi casa, hablo sola, canto y bailo y por eso no estoy loca. Me siento bien.


jueves, 8 de enero de 2009

Y, ¿ahora qué?

Yo era virgen hasta hoy. Me acabo de desvirgar. Sola además. No se qué hacer, qué decir, cómo decirlo...¡vaya lío!, pero esa soy yo. Un caos constante de mujer que se adentra en el nuevo mundo de los blogs sin un libro de instrucciones entre las manos.
A partir de este momento, espero aprender el arte de la seducción a través de la palabra, y quién sabe, es posible que me convierta en toda una madama de las letras.

Un saludo y benvenuti.